sábado, 1 de agosto de 2015

Instinto perruno y el no tan desastre de los muffins

Ya ha pasado una semana desde mi último día entero libre (parece mentira, cómo pasa el tiempo) y esta semana (cómo no) ha tenido sus cosillas, de esas que le dan chispa a la vida...

Por fin, después de adaptarme a los horarios alemanes, y a mis ratos libres, y después de valorar concienzudamente si era necesario hacer algún tipo de ejercicio físico mientras observaba las barritas Kinder que están en mi cómoda... decidí salir a correr. La casa en la que vivo está relativamente cerca de lo que viene siendo el campo, así que pensé que era buena idea dar un par de vueltas entre los parajes. Además, aprovechando la coyuntura me dije: me llevo a Posi, que impone y así el pobre sale, corre un rato, se desfoga y además me hace ilusión correr con un perro. Bueno. Esa era la idea. 

Cogí la correa de Poseidon y salimos los dos a hacer nuestra sesión de ejercicio, todo ilusionados. Para quien no lo haya probado nunca, correr con un perro con correa significa que el perro probablemente tire de ti, y te obligue a ir más rápido de lo que tú de normal podrías (también quiero dejar claro que aquí yo no soy precisamente Usain Bolt) por lo que hasta que salimos al campo, me llevó asfixiada. Cuando ya llegamos a un punto donde no hay ni coches, ni demasiadas personas (si acaso una o dos en todo el recorrido) le solté, y empecé a correr yo a mi ritmo, y él al suyo, corriendo hacia adelante y hacia atrás, saltando, brincando, siendo feliz. Y es en este momento cuando yo dejo de ser feliz, porque me encuentro que en este campo todo es cuesta arriba. Que a ver, que sí, que piensas: bueno, luego serán cuesta abajo; pero eso lo piensas cuando estás quieto, no cuando estás subiendo una cuesta del infierno. Para rematar la faena, divisé un perro a lo lejos, e intenté (sin éxito) engancharle la correa a Posi, para que no saliera corriendo a toda leche hacia el otro animal. Pero a Posi le pareció una idea de lo más maravillosa ir a socializar con alguien más de su especie y, efectivamente, arrancó a correr. En esto, que al lado del perro había un muchacho y yo solo podía pensar: Ay madre, que la lío. Por favor, que Posi sea amistoso T_T. Después del sprint de mi vida, me encuentro con que Poseidon solo quería olerle el culo a su compañero canino (afortunadamente), y ahí nos quedamos, el muchacho y yo, muy cómodos, viendo como se olfateaban mutuamente... Conclusión: no estoy segura de si quiero volver a llevarme a Posi a correr.

Los huevos
Por otra parte, los niños una vez a la semana comen muffins de verduras (que están maravillosamente buenos, todo hay que decirlo) y esta semana les tocó el miércoles. El martes por la noche, comprobé que tenía todo lo que necesitaba, y después de una carrera por parte de mi jefe al supermercado, tuve la mozzarella faltante. Hasta ahí todo bien. El problema vino al día siguiente, cuando mi jefa decidió que era mejor duplicar las cantidades, para que así pudiéramos comer todos (con todos se refería a ella, a mí y a los niños de 20 meses). PROBLEMA: para duplicar las cantidades necesitábamos un huevo más. Bueno, no es un problema que no tenga fácil solución, cuando mi jefa fuera a la panadería, traería huevos. Problema resuelto. Hasta que empecé a preparar la masa de los muffins y abrí la caja de los huevos nuevos. Eran unos huevos monísimos, de colores, preciosos y brillantes. Y COCIDOS. Sí, sí, cocidos. Y ahí me quedé, con el huevo cocido en la mano, mirándolo como una tonta (porque ya estaban el resto de ingredientes mezclados) pensando: ¿Y yo ahora qué coño hago? Después de escribir a mi hermana desesperada, la respuesta vino de la mano de internet. "El huevo proporciona humedad a las recetas [blablabla] se puede sustituir por aceite [blablabla]." Total, que sin ninguna convicción de espíritu, me dije: de perdidos al río. Total, peor que sin un huevo no pueden quedar. He de decir, que a pesar de mis reticencias, el resultado fue bastante similar al acostumbrado: 

PINPAR 1 MUFFINS 0.

Lo único, que salió una cantidad de muffins tan grande, que podríamos haber invitado a comer a toda la calle y aún así habrían seguido sobrando...

Y creo que hasta ahí la crónica de esta semana. Ahora, aprovechando que hace sol, me voy a la ciudad a ver otros seres humanos.

Auf wiederschreiben! 



2 comentarios:

  1. Jajajaja! Lo de ir a correr con Posi habrá que repetirlo! Verás qué pronto estás en forma!!!!

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  2. Que bonitos los huevos de colores!

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