lunes, 2 de septiembre de 2013

Escribir a mano y lo que surja

¡Hola!

Hace un par de días leí un post en un blog sobre las ventajas de escribir a mano. Y aquí estoy, sentada en un parque mientras mi perro disfruta del aire libre con un boli y un cuaderno que he recordado que tenía muerto de risa en la habitación.

Por si acaso reabro este cuaderno dentro de unos años, o por si alguien más se topa con esto, situemos el punto de mi vida en el que me encuentro. 

Hoy es 2 de septiembre de 2013, lunes. En dos semanas empieza el año más intrigante de mi vida. Intrigante porque no tengo ni puta idea de lo que me espera. Hay varias razones para ello: la primera es que empiezo en una ciudad nueva, en un país nuevo: Londres. La segunda es que empiezo un máster.
 
Decir que vas a estudiar un máster es guay, y para aquel que te escucha suena mucho mejor. Joder, te haces viejo. Un máster no es una carrera, todo el mundo estudia una carrera hoy en día (bueno, igual ya no tanto), pero un máster... eso es otra cosa. Un máster son palabras mayores. Te hace pensar que cuando acabes, las empresas ya no podrán coger a otro, porque TÚ has estudiado un máster, y encima en el extranjero. Aunque si nos ponemos a pensarlo, probablemente dirán que eres demasiado bueno para el puesto. Y todo porque a alguien menos preparado le dará más igual cobrar menos. Y una mierda. Que ellos no tengan máster no significa que sean gilipollas.

Pero bueno, volviendo a Londres, estoy aterrorizada y eso me lleva a tener cambios de humor constantes. De repente estoy super emocionada con la idea de marcharme y al minuto siguiente no quiero irme de aquí.

Tampoco es que sea la primera vez que voy. Ya esuve allí hace dos años y fui muy feliz. Tan feliz, que al volver a España me sentía la persona más trist edel planeta. Decir eso suena muy egoísta, teniendo en cuenta que hay gente en situaciones mucho peor, pero yo me sentía así y punto. Podríamos decir que el miedo que tengo se debe en parte a la incertidumbre. A ese no saber lo que te espera. A llevarme una decepción.

Como dice la canción:


«Al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver...»
En fin, tengo que comprarme una maleta.